28 oct 2012
Lento.
Daría lo que fuera para poder ser tan pausado como la despedida del sol en cada ocaso veraniego, lento como la tortuga despertando cada día con el suave y amable beso del sol, lista para andar, pasito a paso, su camino de calor. También como la tortuga me gustaría poder observarlo todo con calma, dispuesto a entender cada cosa a su debido tiempo. Como la tortuga, quisiera que paseemos juntos por el mundo que nos es tan propio y tan ajeno a la vez, buscando un lugar que nos quede cómodo para sentarnos a hablar sobre todo lo que sea conveniente. Aprovechar las tardes largas y las noches calurosas para decirnos todo lo que nos tengamos que decir, y tomarnos de la mano tan despacio que la luna llegaría y se iría antes de que nuestros dedos se rocen. Quisiera que podamos discurrir siempre a la misma velocidad, como cada uno de los granos de arena de la playa a la que vamos, esos con los que construimos nuestro propio reloj de arena; paulatinos como el tiempo, y como el tiempo que la gente tenga diferentes percepciones de mi y de vos, y de los dos juntos también: que algunos nos miren y se alejen, victimas del vértigo por la velocidad con la que nos movemos, mientras que otras pequeñas multitudes se conglomeren a nuestro alrededor, mirando cada pequeño paso que damos iluminados por el amanecer, amanecer que en realidad sos vos. Pequeños pasos para los hombres, pero grandes pasos para nosotros y para las tortugas. Tortugas que piensan que todo va demasiado acelerado, aunque ellas y su gran carga avancen presurosas; no como los conejos que, víctimas de la pereza, se detienen a tomar el sol, un sol que no quiere irse, como yo no quiero irme cuando te debo despedir; como un conejo que persigue dando saltitos al sol huidizo, anhelando por un rato más de su compañía. Como yo también, que busco tu compañía a cada tardo paso que doy.
Me gustaría ser aún más poco rápido que las hojas de los árboles; también me gustaría que éstas no cayeran tan presurosamente, que se tomaran su tiempo para, con elegancia y placer, desprenderse de sus ramas hasta acariciar el piso. Que aprovechen ese tiempo para danzar con lentitud en el aire, suspendidas como grandes copos de nieve anaranjados y tibios, y junto a ellas, nosotros también danzar hasta el anochecer. Después volver a casa, tomándonos nuestro tiempo y también de las manos, porque nadie nos corre ni nada se nos escapa. Hablar de las cosas que hicimos y de las que no hicimos también, planear un viaje o una nueva aventura. Sonreír todo el camino y querernos tan pausadamente que casi podamos tocar ese cariño mutuo. Llegar hasta tu casa y, sosegadamente, despedirnos hasta la próxima vez. Caminar yo un paso tan detenidamente que te haga llamarme por mi nombre y, cuando me de vuelta sin prisas con una sonrisa, invitarme a entrar a tomar un café juntos, sin celeridad alguna. Una vez allí, mientras la bebida fuerte y oscura desaparece sorbo a sorbo de la taza, decirte los pensamientos que tengo, uno por uno, con tranquilidad: que quisiera conocerte despacio, verte cada día un poquito. También amaría entenderte, imaginarte, saberme de memoria cada uno de tus pequeños secretos escondidos y volverlos algo tan nuestro que nadie pueda adentrarse; y que de a poco quiero volverme tuyo, pero no tuyo como pertenencia, sino que quiero que tengas cada una de las partes que me componen, o al menos un registro de ellas, para que hagas inventario de todo lo que soy y lo que no soy también, que me mires por dentro y por fuera y no necesites más que una sonrisa para comprobar que todo está en su lugar. Despacio invitarte a salir, comprarte regalos y hacerte reir; con paciencia, sin apuros ni corridas, juntarnos en mi casa o en la tuya a escuchar, una por una, disco por disco, todas esas bandas que tanto me gustan a mi y a vos también, compartiendo también, sin egoísmo ni recelo, todas aquellas que el otro aún no conozca. Hablar de mis libros favoritos, de tus películas más queridas, de nuestras vidas diarias. Quiero, poco a poco, empezar a necesitarte: primero extrañándote un poquito, llamándote por teléfono para ver como estás, y por qué no, si me extrañás también; después, escribirte una carta, una carta ni muy corta ni muy larga, de esas que tienen las palabras justas para hacerte entender que me estoy acostumbrando a vos. Finalmente quiero, con tranquilidad y sin desesperarme, necesitarte de una manera sana, quererte más que a todo y nada a la vez y siempre, pero siempre, aprovechar cada beso y cada abrazo como si fuese el último.
Con paciencia, cuando llegue el invierno, entender que ya no me quieres y que tus rayos de luz, amor y calor son para otro y que no puedo hacer nada para cambiarlo. Aceptarlo de a poquito, asimilarlo despacio. Calmo y jamás presuroso, soltar tu mano, dejar ir tu aroma a primavera y tu voz de pajarito cantor. Acariciar por vez final tu cabello de sol; con esta última acción tomarme tanto, pero tantísimo tiempo, que el dorado que corona tu ser se vuelva níveo, igual o incluso más bello que al principio. Dejarte ir al fin, mirarte poco a poco, esbozar lentamente una sonrisa, mover la mano de un lado a otro tan poco apresurado que parezca no moverse en lo absoluto; y una vez que te hayas ido, cuando ya no te tenga a mi lado, en el momento en que nuestros secretos mueran enterrados en la desidia y nuestras promesas estériles se hayan esfumado en una tranquila voluta de humo, sólo entonces me volveré rápido por un segundo. Con una velocidad impresionante guardaré cada uno de los recuerdos vividos esos más de trescientos días con sus noches. Haré un caparazón con tus cartas, lo adornaré con los moños de colores que le ponías a tus regalos y barreré el piso porque en caso contrario me hubieras regañado; finalmente, entraré en el, meteré primero todo mi cuerpo acomodándome lo mejor que pueda en él. Por último, esconderé mi cabeza, y como la tortuga, hibernaré hasta que un nuevo sol me despierte con su suave beso.
10 abr 2012
Momentos y recuerdos.
Sin embargo... ya pasaron meses, y la herida no cicatrizó. En un rincón recóndito de mi cabeza, no puedo dejar de pensar en el abanico de opciones que tuve ese día, ese día en el que me decanté por lo seguro y lo conocido. Pensé que no terminaría tan fácil, tan abruptamente. ¿Cómo sería la vida si en vez de tener que elegir, pudiesemos probar y elegir lo que más nos convenga o guste?
No. Si la vida fuese así, los momentos no se destacarían. No aprenderíamos, no sufriríamos, no seríamos felices. Ambos coincidíamos siempre en eso, en la consecutividad de los días, días hechos de momentos que merecían ser explorados: toda clase de momentos, especiales por si mismos, ninguno digno de ser ignorado... y mira ahora, tan solo tenemos momentos, recuerdos para almacenar.
Pero eso no está bien. ¿O si?
Fuiste un momento, un peculiar momento pasajero, ni más ni menos. Siempre es y será un "o", nunca un "y". Y si la vida está hecha de momentos, hay que ser capaces de transformarlos en recuerdos. Dejar que los momentos fluyan, aunque sin olvidarnos nunca: siempre recordando que tuvimos un "y" cuando volvés al "o", eso hace que el "o" valga más de lo que valía antes.
Ahora lo entiendo bien, y es hora de dejar de recordar para poder vivir otro momento.
24 mar 2012
Nostalgia de otoño.
Antes de que pudiera percatarse siquiera de que se había quedado dormida, él ya había vuelto para iluminar su vida y secar su húmedo rostro. Su abrazo la despertaba con cariño, dándole sentido al amanecer. Cada mañana con él era una mañana distinta, luminosa, brillante.
-No me quiere...
Sin embargo, había días en los que él nunca llegaba. Había días en los que ella se despertaba con el rostro empapado y sus ojos solo veían gris por doquier. Esos días eran insoportables, la desazón la llenaba y lágrimas que no salían de sus ojos empapaban todo su cuerpo.
-Me quiere...
Pero al final siempre reaparecía, uno o dos días más tarde, bañado de luz, ansioso por tranquilizar sus temblores y aliviar su pena. Siempre volvía sonriente, con los brazos abiertos de par en par y cargado de amor para ella y solo para ella. Siempre llegaba, siempre llegaba, siempre...
-No me quiere...
...hasta ahora. Nunca había estado ausente por tanto tiempo, nunca había desaparecido de una manera tan rotunda, nunca la había privado de su inmensidad y de su baño de oro sanador. Pero ahora... la había dejado para siempre, estaba segura, porque algo dentro de ella le indicada que su final era inminente y que ya no lo volvería a ver, ni siquiera para despedirse. Sentía sus fuerzas flaqueando, sus piernas débiles, su mente adormecida, sus ojos cerrados.
-Me quiere...
Repentinamente, le pareció verlo a lo lejos, por una milésima de segundo, acompañado de un suave viento frío. Abrió los ojos, nuevamente llena de ilusión, pero no había nada más que nubes en el horizonte. No había sido más que un juego de su imaginación. Con desgano y sintiendo que las últimas fuerzas la abandonaban, arrancó otro pétalo y entrecerró los ojos, volviéndolos dos rendijas vigilantes por las cuales esperaba el milagro.
-...no me quiere.
El último pétalo de su cabeza voló lejos, colina abajo, atrapado por una leve brisa. La misma brisa que despejó el cielo y se llevó las nubes. La misma brisa que le asestó el golpe final a Margarita. La misma brisa que dejó al descubierto, por última vez ante su vista, a su amado. Sin embargo, no tuvo siquiera que abrir completamente los ojos para notar que él ya no era el mismo: no brillaba de la manera que solía hacerlo, no daba calor, no transmitía los sentimientos de antaño. No era más suyo. Estaba tan muerto como ella.
Al fin y al cabo, a él, el Sol de otoño, no le importan nuestros problemas.
15 mar 2012
Rumour has it.
26 feb 2012
No digas que es así como tiene que ser.
25 feb 2012
The hounds.
4 nov 2011
No sé II.
No sé. Ya no sé quien soy. Ya no sé lo que quiero, ni por qué lo quiero, ni qué hacer cuando lo tenga, ni qué hacer cuando no lo tenga. No sé por qué me pasa esto, por qué siento lo que siento. No sé que voy a hacer ni que voy a decir, no sé adonde ir o adonde quedarme, no sé. No sé. No sé quiénes están conmigo y quiénes están en mi contra, no sé quién va a seguir conmigo cuando todo se sepa. No sé cómo van a reaccionar, qué van a decir, cómo me van a mirar. No sé si me van a juzgar o si me van a apoyar, o si se van a hacer los simpáticos sonriéndome y diciéndome “lo entendemos” para después reírse y hablar mal de mí a mis espaldas. No sé si es verdad todo esto o si es una simple confusión por el estrés, el cansancio y la desilusión de todos los días. No sé si tengo que correr o que esperar, si tengo que reír o si tengo que llorar, si tengo que gritar o simplemente estar en el más profundo de los silencios. No sé. No sé si me gusta lo que hago, no se si hago lo que me gusta, no sé si vivo o si muero o si cada minuto que pasa es simplemente una ilusión creada por mi cabeza humeante de tanto maquinar. No sé que voy a hacer cuando pare de llover, no sé que va a pasar cuando salga el sol, no sé que voy a decir cuando la luna con su noche cubra el cielo con su manto de estrellas. No sé si tengo que seguir este camino intimidador o si tengo que seguir por la senda de lo conocido y lo seguro. No sé si tengo que mirar para otro lado o mirarte directamente a los ojos. No sé si tengo que decidirme por algo o conformarme con todo. No sé si estoy engañando, si estoy mintiendo, si estoy traicionando; no solo al resto, sino también a mi mismo. No sé quien sos ni quien es ella, no sé quienes son todos los que me miran aguardando una respuesta, no sé qué quieren ni qué esperan, no sé si quiero vivir así, no sé si quiero morir así. No sé cuando empezó, ni cómo, ni por qué. No sé si es normal, si soy normal, si este sentimiento lo es. No sé cuándo va a terminarse todo esto, o cuándo va a empezar de verdad. No sé que es lo que va a pasar mañana, no se qué es lo que pasó ayer, no sé nada, absolutamente nada. No sé si realmente no sé, o si sé pero pretendo no hacerlo. No sé cuando moverme. Ya ni siquiera sé vivir. No sé por qué escribo esto, ni a quién se lo escribo, ni quién lo vaya a leer. No se por qué me rio como un imbécil cuando por dentro quiero llorar. No sé por qué las lágrimas no afloran en mis ojos. No sé si sigo viendo o si me quedé del todo ciego. No sé si pueda lograr articular alguna palabra cuando abra mi boca oxidada y llena de telarañas.
No sé. No sé. No sé.
23 feb 2011
She's not so special, so look what you've done boy.
(aclaración pertinente: para cumplir mi promesa de no escribir sobre ella nunca más, lo que hice en esta entrada fue traducir, adaptar y/o reescribir canciones. El segundo párrafo corresponde a "Hollines" de la banda belga The Tellers; el tercer y cuarto párrafo, a "Again", de Yui; el último, a "Halloween", de Rent. Los demás salieron de mi cabeza).
22 feb 2011
Pretty girl.
26 ene 2011
Bon Voyage.
So prosaic and awkward and all.
D'you think you've got me down?
D'you think I've never been out of this town?
Do I seem too eager to please to you now?
You don't know me at all.
I can't turn it on, turn it off like you now...
I'm not like you now.
Now you're here,
I bet you're wishing you could disappear.
I'm trying to be kind,
I get the feeling you're just killing time.
You look down on me
Don't you look down on me now,
You don't know me at all.
A slap in the face
In the face for you now,
Just might do now.
You're leaving so soon,
Never had a chance to bloom.
But you were so quick,
To change your tune.
Don't look back,
If I'm a weight around your neck,
Cos if you don't need me
I don't need you.
¿Te pensás que me podés tirar abajo?
¿Te pensás que nunca estuve fuera de la ciudad?
Te parezco muy fácil de complacer ahora?
No me conocés en absoluto.
Yo no puedo prender y apagar como haces vos ahora,
Yo no soy como vos.
Ahora que estás acá
Intento ser simpático
Te estas yendo muy rápido,
Pero vos fuiste muy rápida
Para cambiar de sintonía.
No mirés atrás,
Si soy un peso en tu cuello;
Porque si vos no me necesitás
Yo no te necesito.
18 dic 2010
No sé.
Si es verdad, decimelo. Si no lo es, no alimentes mis ilusiones. Decimelo. No sé, dejamelo claro de alguna manera desde el principio. Las mujeres saben como marcar distancia sutilmente cuando es necesario. Creo que cuando te vi ya sentí algo, no sé, un chispazo, una descarga electrica recorriendo mis terminaciones nerviosas, un rayo fulminante salido de la nada. No sé. En realidad es estúpido sentir esto, no sé, digo yo... Apenas te vi dos o, como mucho, tres veces. Hablamos seis, siete u ocho tonterías, pero... ya siento que sos la mujer de mi vida, no sé. Y cuanto más te conozco, más fuerte es esta sensación. ¿Soy un masoquista por esto? Sí. No. Tal vez. No sé.
No me dejes así. Decime que sentís lo mismo que yo. No sé, ayudame. Decime que querés conocerme igual que yo a vos, que queres que esto crezca, dé flores y frutos, que esto tiene algún futuro. Muchas veces hablamos del futuro... No sé, decime ALGO.
Somos muy parecidos. Parecidos en lo ideológico, quiero decir. No sé, si fuesemos parecidos en cosas más específicas, creo que no sentiría esto. Pero... No sé. No sé nada. Solo sé que quiero que me gustes, quiero enamorarme y quiero que prospere. Y vos, ¿qué querés? Sos la protagonista acá, así que decime... ¿Qué queres? ¿Qué sentis, y por quién? ¿Hay alguna oportunidad para mí en tu vida?
Seguro no te das cuenta de que sos vos a quien me refiero. Bah, tal vez sí... no sé. No soy muy bueno con estas cosas. Sí, sos vos de quien hablo, asi que decime cualquier cosa, menos un "no sé". Con mis dudas, tenemos suficiente para rato.
No sé. No sé... No sé.
23 sept 2010
Rufus :)
5 sept 2010
Obertura 1928
29 ago 2010
Desde Battle.
13 jun 2010
Renovando.
Como verán, el logo sufrió unas pequeñas modificaciones, empezando por el titulo, que lo odiaba; ahora forma parte de la imagen. Se añadieron las entradas de Rent y de Keane en la esquina superior derecha, junto a un recorte de un contrabajo. Las tres cosas están colgadas de mi corcho justo ahora.
El dibujo del Uróboros, un símbolo que me encanta, se dibuja en el cuaderno. Todas las frases desaparecieron para dar lugar a la descripción de lo que es Boo'ya Moon, el lago.
Actualicé tres de las fotos: la de mi curso, reemplazando la de hace dos años por una nueva de hace poco menos de un mes. La foto de Ángela cambió por una de hace unos días, donde tiene el libro que le regalé cuando nació, y donde sale particularmente hermosa. Abajo está mi foto con John Katzenbach en la Feria del Libro, el día que me firmó cuatro libros y que conocí a Niki. Por último, más abajo, una caja de Mentitas, elemento infaltable en mi escritorio.
Pronto, cuando termine Despojos, probablemente, vuelva a ser activo con el blog. Hasta entonces, hasta luego cocodrilos, ya nos veremos caimanes.
No se olviden de escribir.
28 may 2010
El lago.
Pero hay lugares donde la tela esta rasgada y la realidad es muy fina. El rostro de debajo se asoma... pero no el rostro de un cadaver. Casi sería mejor si lo fuera. Boo'ya Moon es uno de esos lugares, y no me extraña que el dueño haya colocado un maldito cartel de "PROHIBIDO EL PASO".
Y allí estaba el lago, como un sueño hecho realidad. Mientras contemplaba su fantasmal espejo reluciente, los últimos recuerdos encajaron en sus respectivos lugares, y recordar fue como volver a casa. Rodea la roca gris y olvida la sangre reseca que mancha la campana y que tanto la ha inquietado. Olvida el frío, el aullido del viento y la aurora boreal que ha dejado atrás. Por un instante incluso olvida lo a él, a quien ha venido a buscar para llevarlo a casa..., siempre y cuando quiera regresar. Contempla el fantasmal espejo reluciente y lo olvida todo. Porque es hermoso. Y aunque nunca había estado aquí, es como volver a casa. Ni siquiera se asusta cuando una de esas cosas empieza a reír, porque se halla en territorio seguro. No necesita que nadie se lo diga; en su fuero interno lo sabe, al igual que sabe que él lleva años hablando de este lugar en sus conferencias y escribiendo sobre él en sus libros. También sabe que es un lugar triste.
Es el lago al que todos acudimos a beber, nadar, pescar un poco desde la orilla; también es el lugar donde algunas almas valerosas zarpan con sus precarias barquitas en pos de los grandes navíos. Es el lago de la vida, la copa de la imaginación, y supone que cada persona ve una versión distinta de él, pero siempre con dos rasgos en común; siempre tiene alrededor de un kilómetro y medio de profundidad en el Bosque de las Hadas, y siempre es un lugar triste. Porque la imaginación no es la única esencia de este lugar. También lo es la espera. Sentarse... y contemplar estas aguas oníricas... y esperar. Ya viene, piensas. Ya se acerca, lo sé. Pero no sabes de qué se trata exactamente, y los años pasan. ¿Cómo lo sabe? Supone que se lo reveló la luna; y también la aurora boreal que te quema los ojos con su frío fulgor; la dulce y polvorienta fragancia de las rosas y el frangipán en la Colina del Amor; sobre todo se lo dijeron los ojos de él mientras pugnaba por aferrarse, aferrarse, aferrarse. Por evitar tomar el camino que conducía a este lugar. Otras risas se elevan en las entrañas más tenebrosas del bosque, y de repente se oye un rugido que las silencia por unos instantes. A su espalda, la campanilla tintinea y luego enmudece de nuevo. Debería darme prisa. Sí, aunque percibe que la prisa es la antítesis de este lugar. Tienen que regresar a la casa de Sugar Top Hill lo antes posible, y no por el peligro que representan las bestias salvajas, los ogros, los troles y otras criaturas extrañas que habitan las profundidades del Bosque de las Hadas, donde siempre está oscuro como una mazmorra y donde nunca brilla el sol, sino porque cuanto más tiempo pase aquí, menos probabilidades tendrá ella de llevarlo de vuelta a casa. Además.. imagina cómo sería ver la luna arder como una piedra fría en la superficie quieta del lago..., y piensa: Seguramente fascinante. Sí. Unos viejos escalones de madera descienden por la ladera. Junto a cada peldaño se ve un hito de piedra con una palabra labrada en él. En Boo’ya Moon puede leerlas, pero sabe que en casa no significarían nada para ella; y apenas recordará lo esencial: {tk} significa “pan”. La escalera termina en una pendiente que desciende hacia la izquierda y termina al nivel del agua, donde una playa de fina arena blanca reluce a la luz cada vez más tenue. Antes de la playa, labrados escalonadamente en un muro de roca, hay unos doscientos bancos curvados de piedra que dan al lago. Deben de tener capacidad para unas mil o incluso dos mil personas sentadas muy juntas, pero no es así. Calcula que no puede haber más de cincuenta o sesenta en total, y casi todos ellos se ocultan entre los pliegues de unas sábanas que parecen mortajas. Pero si están muertos, ¿cómo es posible que estén sentados? ¿Realmente quiere averiguarlo? En la playa hay unas dos docenas más, bastante dispersos. Y algunos, seis u ocho tal vez, en el agua. Vadean en silencio. Cuando llega al pie de la escalera y empieza a caminar hacia la playa, avanzando con facilidad por el surco de un sendero que muchos han recorrido antes que ella, ve a una mujer inclinarse y empezar a lavarse la cara. Lo hace con los ademanes lentos de una persona dormida. También se sintió como en un sueño, pero no lo era. Y entonces lo ve. Está sentado en un banco de piedra situado a nueve o diez hileras por encima del nivel del lago. Aún tiene la colcha africana de la buena de ma, sólo que no está envuelto en ella, porque hace demasiado calor. La lleva echada sobre las rodillas, con el dobladillo arremolinado sobre los pies. Ella no sabe cómo la colcha africana puede estar aquí y al mismo tiempo en la casa, y piensa: Puede que algunos objetos sean especiales. Como él. ¿Y ella? ¿Ha quedado una versión de ella en la casa de Sugar Top Hill? No lo cree. Cree que ella no es tan especial, ella no, no. Está convencida de que, para bien o para mal, está del todo aquí. O del todo esfumada, según a qué mundo te refieras. Toma aliento con la intención de llamarlo por su nombre, pero se contiene, impelida por una intuición. Chist, piensa. Calla, pequeña, ahora... Ahora debes guardar silencio, pensó, al igual que en enero de 1996. Todo seguía como entonces, sólo que ahora lo veía un poco mejor porque había llegado un poco antes, y las sombras del valle de piedra que contenía el lago no eran tan densas. El cuerpo de agua tenía forma de pelvis femenina. En el extremo de la playa, donde las caderas se estrechaban en dirección a la cintura, se veía un saliente de fina arena blanca. En él, bastante separadas unas de otras, había cuatro personas, dos hombres y dos mujeres, las miradas embelesadas fijas en el lago. En el lago había media docena más. Ninguno de ellos nadaba. Casi todos se habían metido sólo hasta las pantorrillas, salvo un hombre a quien el agua le llegaba a la cintura. Ella deseó poder distinguir la expresión del hombre, pero estaba demasiado lejos. Tras las personas que había en el agua y las que había en la playa (y que todavía no habían hecho acopio de valor suficiente para meterse, dedujo), se alzaba el muro inclinado de roca con docenas o quizás centenares de bancos labrados en él. En ellos se sentaban unas doscientas personas, también muy separadas unas de otras. Le parecía recordar que la otra vez sólo había visto a cincuenta o sesenta, pero esta tarde había muchas más. Pero de todos los que había, al menos tres cuartas partes estaban envueltos en aquellas horribles (mortajas) sábanas. También hay un cementerio, ¿lo recuerdas? El pecho volvía a dolerle horrores, pero miró el lago y recordó la mano mutilada de él. También recordaba la rapidez con que se había recuperado del disparo del psicópata... Los médicos habían quedado estupefactos. Existía un medicamento mejor que el Vicodin para ella, y muy cerca por añadidura. Y empezó a descender por la pendiente, esta vez con la única y triste diferencia de que él no estaba sentado en ningún banco. Justo antes de que el sendero muriera en la playa, ella vio otro camino que se abría a su izquierda, alejándose del lago. Una vez más la abrumaron los recuerdos y vio la luna.
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Ya me estoy colgando de vuelta, sorpresa sorpresa. Mañana prometo algo más interesante.
24 may 2010
Better than this.
Lo que destaco es la posición que toma la Iglesia. Es algo de lo que más admiro de esta institución, que a pesar de ser la más bastardeada de la historia de la humanidad, nunca se doblega y siempre mantiene firme sus posturas, aunque sean del desagrado del resto de la población. Es realmente admirable.
Lo que me da bronca con todo este asunto es la actitud de la gente. Las idioteces que dicen y hacen, ya sea que tengan razón o no. Ayer, gente católica hizo una marcha en contra del matrimonio homosexual; la gente les atribuyó a ellos y a la Iglesia carteles "homófobos" pegados días anteriores en distintos puntos del centro, con consignas tales como "Hombre+Mujer=MATRIMONIO | Hombre+Hombre=MATRIMONIO | Hombre+Perro=MATRIMONIO" (irónicamente, claro está). Se generó una contramarcha para repudiar a la "Iglesia homofobica" (nadie de esas personas que hizo una contramarcha se preocupó en averiguar de qué religión eran los grupos que pegaron los afiches; que gracioso, ninguno de esos grupos era católico). En fin, ya esta actitud me parece reprochable: el hacer una contramarcha para repudiar otra marcha que se efectua al mismo tiempo me parece una falta total de respeto hacia la gente que piensa distinto a ellos. No me hubiera molestado tanto si la hubieran hecho otro dia, pero la hicieron solamente para hacer quilombo. Realmente, me resulta patético y terriblemente irrespetuoso.
Ahora, recalco lo de "Iglesia homofóbica": resulta que ahora la Iglesia católica, por "oponerse" al matrimonio homosexual, es homofóbica. Diganme ustedes que hay de fóbico en eso, por el amor de Dios! Me gustaría ver quienes eran los homofóbicos hace unos años, cuando estar a favor de la homosexualidad no era una moda y los gays pasaban un infierno, y la Iglesia salió a defenderlos promulgando que se los trate con respeto, comprensión y delicadeza. Entonces, obviamente, la Iglesia fue criticada por todos lados por decir eso de los enfermos, anormales, raros, de los gays. Ahora, volviendo al presente, todos dicen que la Iglesia se opone al matrimonio gay: MENTIRA. La Iglesia esta desde hace rato abogando por la unión civil de los homosexuales, que les otorga todos los beneficios que ellos exigen (derecho a una pensión, a división de bienes en caso de divorcio, obras sociales y demás derechos que tienen los matrimonios heterosexuales). Pero esto los medios no lo dicen, y si lo dicen, la gente lo ignora, total, así tiene una razón mas para bastardear a la Iglesia.
Es algo que realmente me enferma, la gente que busca razones para desprestigiar a algo o a alguien. Pasa con las instituciones, con las personas, con los gobiernos, con todo: no pueden conformarse con ver lo positivo y lo negativo de las cosas. O es blanco o es negro. Se olvidan que como humanos cometemos errores. La Iglesia, el gobierno, no son excepciones: son organismos formados por humanos y que también cometen errores y aciertos.
Y eso es todo, ya me descargué, me parece. Me acabo de dar cuenta que es el segundo post que dedico a hablar de la Iglesia, encima, uno después del otro xD bueno, es lo que hay. Prometo cambiar de tema para la próxima.
Suerte, y por sobre todo, sean felices.
7 may 2010
Dios y Ciencia.
Pero la victoria de la ciencia ha tenido un precio para todos nosotros. Un precio muy alto. Es posible que la ciencia haya aliviado las desdichas de la enfermedad y el trabajo extenuante, y creado toda una serie de aparatos destinados a divertirnos y aumentar nuestra comodidad, pero nos ha dejado en un mundo sin prodigios. Nuestras puestas de sol se han reducido a longitudes de onda y frecuencias. Las complejidades del universo han sido destripadas en ecuaciones matemáticas. Hasta nuestra valoración como seres humanos ha sido destruida. La ciencia afirma que el planeta Tierra y sus habitantes son puntos sin importancia en el gran esquema de las cosas. Un accidente cósmico. Hasta la tecnología que promete unirnos nos divide. Cada uno de nosotros puede estar conectado electrónicamente con el resto del globo, pero nos sentimos realmente solos. Nos bombardean la violencia, la división, la fractura y la traición. El escepticismo se ha convertido en una virtud. El cinismo y la exigencia de pruebas han devenido pensamiento esclarecido. ¿Acaso sorprende que los humanos se sientan ahora más deprimidos y derrotados que en cualquier momento de la historia de la humanidad? ¿Defiende la ciencia algo
sagrado? La ciencia busca respuestas en fetos nonatos. Hasta presume de manipular nuestro ADN. Desmonta el mundo de Dios en piezas cada vez más pequeñas, en busca de un significado... y sólo encuentra más preguntas.
La vieja guerra entre ciencia y religión ha terminado. La ciencia ha ganado. Pero no han ganado justamente. No han ganado proporcionando respuestas. Han ganado convenciendo a nuestra sociedad de que verdades antes consideradas como inmutables ahora parecen inaplicables. La religión no puede mantenerse a la altura. El crecimiento de la ciencia es geométrico. Se alimenta de sí mismo como un virus. Cada nuevo descubrimiento abre las puertas de un nuevo descubrimiento. La humanidad necesitó miles de años para progresar desde la rueda al coche. No obstante, sólo transcurrieron décadas desde el coche hasta la nave espacial. Ahora, medimos el progreso científico en semanas. Estamos girando sin control. El abismo entre nosotros se ensancha cada día más, y la religión queda abandonada, la gente esta sumida en un vacío espiritual. Pedimos a gritos respuestas; lo digo en sentido literal, créanme. Vemos ovnis, nos dedicamos a zapear, nos ponemos en contacto con espíritus, experiencias extrasensoriales, búsquedas mentales... Todas esas ideas excéntricas poseen un barniz científico, pero son desvergonzadamente irracionales. Constituyen el grito desesperado del alma moderna, solitaria y atormentada, tullida por su esclarecimiento y su incapacidad de aceptar significado en nada que no esté relacionado con la tecnología.
La ciencia nos salvará, dicen ustedes. Yo digo que la ciencia nos ha destruido. Desde los tiempos de Galileo, la Iglesia ha intentado aminorar la velocidad de la marcha inexorable de la ciencia, a veces con medios descarriados, pero siempre con buenas intenciones. Aun así, las tentaciones son demasiado grandes para que los hombres opongan resistencia. Miren a su alrededor. No se han cumplido las promesas de la ciencia. Las promesas de eficacia y sencillez no han traído más que contaminación y caos. Somos una especie fracturada y frenética... que avanza por el sendero de la destrucción.
¿Quién es este Dios de la ciencia? ¿Quién es el Dios que ofrece a su pueblo poder, pero no un marco moral para utilizar este poder? ¿Qué clase de Dios da fuego a un niño, pero no le advierte de los peligros que conlleva? El idioma de la ciencia carece de indicadores del bien o el mal. Hay tratados científicos que enseñan a crear una reacción nuclear, pero no contienen ningún capítulo en eque se pregunte si es una idea buena o mala.
Digo esto a la ciencia y a los científicos: la Iglesia está cansada. Estamos hartos de intentar ser sus guías. Nuestros recursos se están agotando, por culpa de la publicidad que dice que ustedes son la voz del equilibrio, mientras continúan su ciega carrera en pos de chips cada vez más pequeños y beneficios cada vez más grandes. No preguntamos por qué no ejercen el más mínimo autocontrol, porque se trata de una tarea imposible. Su mundo se mueve con tal celeridad que, si se detienen siquiera un instante para meditar en las implicaciones de sus actos, alguien más eficiente les borrará de un plumazo. En consecuencia, siguen adelante. Construyen armas de destrucción masiva sin conocimiento, pero es el Papa quien viaja por el mundo para aconsejar prudencia a sus líderes. Clonan seres vivos, pero es la Iglesia quien nos recuerda que pensemos en las implicaciones morales de nuestros actos. Animan a la gente a comunicarse mediante teléfonos, pantallas de video y ordenadores, pero es la Iglesia quien abre sus puertas y nos recuerda que hemos de comunicarnos en persona, como debe ser. Hasta asesinan niños nonatos en nombre de la investigación que salvará vidas. Una vez más, es la Iglesia la que denuncia la falacia de este razonamiento.
Y mientras tanto, proclaman la ignorancia de la Iglesia. Pero ¿quién es mas ignorante, el hombre incapaz de definir el relámpago, o el hombre que no respeta su asombroso poder? La Iglesia intenta tenderles la mano. A todo el mundo. Pero cuanto más nos esforzamos, más nos rechazan. Muéstrennos la prueba de que Dios existe, dice. ¡Usen sus telescopios para explorar el universo, y explíquenme cómo es posible que Dios no exista, digo yo! Preguntan cuál es el aspecto de Dios. ¿De donde sale esta pregunta, digo yo? La respuesta es la misma. ¿Es que no ven a Dios en su ciencia? ¿Cómo es posible tanta ceguera? Proclaman que hasta el más ínfimo cambio en la fuerza de la gravedad, o el peso de un átomo, bastaría para haber convertido nuestro universo en una sopa carente de vida, en lugar de nuestro magnífico mar de cuerpos celestiales, ¿y aún no ven la mano de Dios en esto? ¿En verdad es mucho más fácil creer que elegimos la carta correcta en una baraja de miles de millones? ¿La bancarrota espiritual es tan absoluta que preferimos creer en una imposibilidad matemática antes que en un poder más grande que nosotros?
Crean o no en Dios, tienen que creer en esto. Cuando, como especie, abandonamos nuestra confianza en un poder mayor que nosotros, abandonamos nuestro sentido de la responsabilidad. La fe, todas las fes..., son advertencias de que existe algo que no podemos comprender, algo de lo que somos responsables... Con fe, somos responsables los unos de los otros, de nosotros mismos, y de una verdad más elevada. La religión tiene sus defectos, pero sólo porque el hombre tiene defectos. Si el mundo exterior pudiera ver esta Iglesia como nosotros, más allá de sus rituales, vería un milagro moderno, una hermandad de almas imperfectas y sencillas que sólo aspira a ser una voz compasiva en un mundo que gira fuera de control.
¿De verdad necesita el mundo una voz para los pobres, los débiles, los oprimidos, los niños nonatos? ¿De verdad necesitamos almas como las de quienes, aunque imperfectos, dedican sus vidas a implorarnos que respetemos los principios morales, para no descarriarnos?
Discurso del camarlengo Carlo Ventresca - "Ángeles y Demonios", Dan Brown.
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Considero el anterior como uno de los únicos fragmentos que comparto casi por completo en un muy buen libro, que 200 páginas después se transforma en una auténtica basura literaria. Perdón por mi desaparición; me colgué, como supuse que pasaría cuando abrí este blog xD