Nadie es capaz de ver la luz. El oido ya esta harto de escuchar que existe una felicidad inalcanzable. La boca ya no quiere murmurar automáticamente cosas que sabe que nunca van a ser verdad. El ojo mira vacilante algo que en realidad nunca estuvo ni tampoco estará ahí. La nariz huele aromas que se fueron y que ya son parte de un recuerdo mordaz. La mano palpa en busca del final del hilo, pero el hilo pareciera no terminar jamás.
Odio saber que es así, y si lo sé ¿por qué sigo perdiendo el tiempo? Quiero saber porque me siento de este modo, cuando sé que puedo sentirme bien. Nadie es capaz de entenderlo, pero parece que me empiezo a entender a mí. Tengo todo lo que necesito para ser feliz, pero no parece que funcione de ese modo.
Miro el espejo y veo lo que no quiero ver. Le doy la espalda a lo que hay ahí, pero no hay manera de hacerlo desaparecer. La llave que tengo abre una puerta, sí, pero no es por ahí por donde quiero seguir.
Olvidar parece simple, pero mientras tanto el monstruo toca, el monstruo mira, el monstruo huele, el monstruo oye, el monstruo habla. Crece, ruge y destroza. Ríe y es miserable, porque es un monstruo. Si todo está perdido, ¿por qué sigo perdiendo el tiempo? Estoy cansado de las cosas que alguna vez me hicieron feliz, me asusta lo que ya no puede lastimarme, extraño lo que otrora me dañó... pero todo va a estar bien, siempre y cuando alguien me diga que todo va a estar bien, aunque al mismo tiempo temo que no haya nadie esperándome.
¿Resulta que hay alguna luz?
¿Es que existe alguna luz?
11 mar 2013
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