15 mar 2012

Rumour has it.

Lo asesinaron. Se suicidó. Un accidente doméstico. Muerte natural. Tenía SIDA. Cáncer. Lupus. Sífilis. Alergia al polen. Intolerancia a la lactosa. Tenía seis balas en la cabeza. Tres. Ocho. Cuatro. Cortes en las muñecas, en las piernas y en la garganta. Cianuro en el estómago y arsénico en la sangre. Signos de asfixia, ahogamiento y agua en los pulmones. Los dedos quebrados, un hombro dislocado y los huesos de las piernas astillados. Toda la sangre que no tenía en el cuerpo estaba llenando la bañera. Se encontró una soga colgando de la viga. Una pistola. Un cuchillo. Un rifle. Un frasco de pastillas. Una bolsa de plástico. Una aguja. Una hoja de afeitar. Una tijera. Había una carta de despedida, una confesión de asesinato, una explicación. Un pedido de ayuda. Había seis sospechoso, nueve culpable, cuatro testigos, dos policías implicados. Llevaba dos horas muerto. Tres dias. Veinte minutos. Seis semanas. Cuatro meses. Toda la vida.

Un hecho. Seiscientas versiones. Una realidad. Millones de opiniones.

Porque estar conectados es bueno... ¿no?

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