No sé. Ya no sé quien soy. Ya no sé lo que quiero, ni por qué lo quiero, ni qué hacer cuando lo tenga, ni qué hacer cuando no lo tenga. No sé por qué me pasa esto, por qué siento lo que siento. No sé que voy a hacer ni que voy a decir, no sé adonde ir o adonde quedarme, no sé. No sé. No sé quiénes están conmigo y quiénes están en mi contra, no sé quién va a seguir conmigo cuando todo se sepa. No sé cómo van a reaccionar, qué van a decir, cómo me van a mirar. No sé si me van a juzgar o si me van a apoyar, o si se van a hacer los simpáticos sonriéndome y diciéndome “lo entendemos” para después reírse y hablar mal de mí a mis espaldas. No sé si es verdad todo esto o si es una simple confusión por el estrés, el cansancio y la desilusión de todos los días. No sé si tengo que correr o que esperar, si tengo que reír o si tengo que llorar, si tengo que gritar o simplemente estar en el más profundo de los silencios. No sé. No sé si me gusta lo que hago, no se si hago lo que me gusta, no sé si vivo o si muero o si cada minuto que pasa es simplemente una ilusión creada por mi cabeza humeante de tanto maquinar. No sé que voy a hacer cuando pare de llover, no sé que va a pasar cuando salga el sol, no sé que voy a decir cuando la luna con su noche cubra el cielo con su manto de estrellas. No sé si tengo que seguir este camino intimidador o si tengo que seguir por la senda de lo conocido y lo seguro. No sé si tengo que mirar para otro lado o mirarte directamente a los ojos. No sé si tengo que decidirme por algo o conformarme con todo. No sé si estoy engañando, si estoy mintiendo, si estoy traicionando; no solo al resto, sino también a mi mismo. No sé quien sos ni quien es ella, no sé quienes son todos los que me miran aguardando una respuesta, no sé qué quieren ni qué esperan, no sé si quiero vivir así, no sé si quiero morir así. No sé cuando empezó, ni cómo, ni por qué. No sé si es normal, si soy normal, si este sentimiento lo es. No sé cuándo va a terminarse todo esto, o cuándo va a empezar de verdad. No sé que es lo que va a pasar mañana, no se qué es lo que pasó ayer, no sé nada, absolutamente nada. No sé si realmente no sé, o si sé pero pretendo no hacerlo. No sé cuando moverme. Ya ni siquiera sé vivir. No sé por qué escribo esto, ni a quién se lo escribo, ni quién lo vaya a leer. No se por qué me rio como un imbécil cuando por dentro quiero llorar. No sé por qué las lágrimas no afloran en mis ojos. No sé si sigo viendo o si me quedé del todo ciego. No sé si pueda lograr articular alguna palabra cuando abra mi boca oxidada y llena de telarañas.
No sé. No sé. No sé.